Cuentos Fantasía
Cuentos Fantasía
Hilsa y Harek
X. Castellón · 1894
Ilustraciones recopiladas por Jo Justino (Pixabay)
¡Duerme!
¡Duerme, si deseas que te cuente la historia de la princesa Hilsa!
Parte 1
Érase que se era un rey muy poderoso y cuyos dominios —si no mienten las crónicas de aquella época— eran tan extensos que, para recorrerlos, habría sido necesario andar, sin detenerse, cuatro largos años.Tenía este monarca una hija tan hermosa que aun cuando llegó a contar quince primaveras, muchos príncipes y señores, desde los más remotos países, habían enviado embajadores cargados de magníficos presentes a solicitar su mano.
El día del nacimiento de Hilsa vinieron en sus carros de esmeraldas arrastrados por mariposas de alas de zafiro, las tres más famosas hadas del reino. Cada cual le daría su presente a la recién nacida. Una le dio la hermosura; otra, el don de transformarse en pájaro a voluntad. Por fin, la tercera (disgustada sin duda de que se la hubiera dejado para el último) aproximándose a la cuna y batiendo sus alas de murciélago sobre la niña dormida, le dijo:
— Sí, serás hermosa; tendrás el don de transformarte en pájaro a voluntad, pero... ¡no podrás llorar!
Parte 2
El Otoño con su pálido sol y sus hojas secas había rodado al abismo. La nieve, como inmenso sudario, cubría toda la tierra. Y, allá en el fondo del parque, reía Hilsa mirando arder, presa de las llamas, el castillo de sus mayores... Sí, la hermosa Hilsa reía, con esa risa histérica de los locos. ¡La predicción del hada se estaba cumpliendo!De pie junto a Hilsa, batía sus alas de murciélago el hada —más bien bruja— que en el día de su nacimiento le dijera: “Si, serás hermosa; tendrás el don de transformarte en pájaro a voluntad pero... ¡no podrás llorar!"
Parte 3
Ethan J. Connery · 2021
Ethan J. Connery · 2021
Sucedió entonces que, con el andar del invierno, un apuesto príncipe llamado Harek recorría en su corcel los bosques del monarca.
La princesa había huido de palacio, presa en su desdicha y su locura involuntaria, y el propio rey de Underverk —que así se llamaba su reino y que por los pelos se salvó de las llamas— había implorado a los príncipes de reinos vecinos acudir a la búsqueda de su querida hija, de modo que quien la encontrase se casaría con ella y heredaría su reino y su fortuna. Todo eso —claro está— después de encontrar alguna forma de deshacer el maleficio.
De entre los siete príncipes de los reinos colindantes que se presentaron al desafío, fue Harek “el valeroso" quien una tarde se encontró con ella... casi por casualidad o por cosa del destino. La halló sentada en una roca y abstraída en sus pensamientos. Hilsa contemplaba con tristeza una laguna helada, al tiempo que una oscura idea nublaba su mente. La joven había perdido la voluntad de vivir. Se levantó de la roca y caminó hacia el delgado hielo que cubría la superficie de las aguas... tan heladas como el corazón de piedra de la malvada bruja que había condenado su felicidad por un capricho.
Hilsa aun no había visto al príncipe cuando éste se acercó a la laguna. Cabalgaba a paso lento entre los árboles, pues al principio no estaba seguro de que la bella joven fuera la princesa que él buscaba. Por otro lado, la nieve camuflaba en buena parte el pelaje blanco de su fiel corcel, por lo que su figura pasó desapercibida a los ojos de Hilsa, quien seguía avanzando sobre el hielo... cada vez más delgado y quebradizo.
En un momento, Harek la vio con toda claridad, y no pudo evitar enamorarse perdidamente de la noble muchacha. Fue un amor a primera vista; o algo más que sólo el reino de la pasión y la ternura combinados conciben por completo.
Hilsa giró en tus talones al oír las pisadas en la nieve. Miró al príncipe, desconcertada. Harek ya estaba en la orilla. Un sentimiento tibio y anhelante nació en los corazones de esas dos almas solitarias, pero el de la princesa era más triste y desdichado. Sus oscuros pensamientos se esfumaron al contemplar, en la distancia, la expresión enamorada del príncipe al que había esperado toda su vida. De algún modo sabía que él venía a liberarla de su yugo, y quiso responderle.
Quería llorar... ella quería hacerlo con toda su alma, pero la magia oscura se lo impedía. Su corazón latió con prisa. Por primera vez en muchos años sintió verdadera alegría, pero... al mismo tiempo, la sombra de una triste amargura se apoderaba de ella al comprender que jamás lloraría de amor. No si el maleficio la controlaba: su existencia era un dilema.
Entonces... sólo entonces... un granito de esperanza humana superó el poder del hechizo; dejando caer una humilde lagrima que recorrió su mejilla. Pero ya era tarde.
Aquella gota salada había atesorado calidez por mucho... mucho tiempo. Nada más alcanzar un copo de nieve a sus píes, la gota derritió el hielo que sostenía el peso de la princesa. Hilsa se encontraba en medio del lago cuando el suelo se trizó a su alrededor: no había escapatoria a su destino.
Al crujir el hielo y casi sin pensar en su propia seguridad, el príncipe saltó de su cabalgadura y corrió con todas sus energías. Debía socorrer a la muchacha porque —además de que una vida peligraba— de alguna forma su corazón le avisó que aquella desafortunada era el amor de su vida. Alcanzó a aferrar su mano con firmeza antes de que Hilsa se hundiera por completo, pero las gélidas aguas la tragaron, llevándose con ella a su amor recién descubierto. La sensible pareja rápidamente se congeló al paso de las corrientes heladas.
Cuentan los trovadores que, desde entonces, el mismo invierno lloró la tragedia, pues las primaveras se hicieron más largas y los fríos menos intensos. Algunos mercaderes de especias que han frecuentado esas orillas, dicen que, al paso en las noches de luna, se puede oír al príncipe llorando de pena, junto a la princesa que ríe y ríe a carcajadas; aun en su profundo dolor y sufrimiento.
Los pescadores, por su parte, cuentan que al cruzar en sus botes por el centro del lago en las noches tranquilas —y a la luz de sus faroles— han visto la figura de los amantes bailando su infortunio bajo las transparentes aguas. Como remolinos danzantes —afirman— los enamorados comparten en el profundo azul su abismal destino...
Aunque también se dice que todo eso no son más que cuentos. °-°
Pero yo... yo que fui un viajero en la tierra de los gigantes de hielo y prisionero en las montañas de los reinos errantes, puedo contarles de verdad cómo culmina esta leyenda. Esto no me lo contaron ni lo leí, sino que lo viví en su momento.
Es verdad que la princesa Hilsa y el príncipe Harek fueron engullidos por las frías aguas de un condenado lago en el legendario reino de Underverk. Y es cierto, también, que fueron congelados en un abrazo eterno en el tiempo. Pero lo que no revelan las antiguas narraciones es que, 127 años más tarde, un misterioso extranjero que no pertenecía a ese reino —ni a ese mundo mágico— lloró amargamente al conocer la historia de los desventurados amantes.
Aquel extraño comprendió que debía viajar a esa tierra para rescatar este relato olvidado, y de paso, salvar a la princesa y a su amor inconcluso, siguiendo la voluntad de la magia de los cuentos. El bárbaro de quién os hablo era un aventurero solitario: tomó su morral y su abrigo, su escudo circular y su espada sagrada de dos filos. Recordando unas palabras mágicas, abrió un portal hacia la tierra de los encantos y misterios profundos... la Tierra de Fantástica o el Reino de los Cuentos Perdidos: un mundo indescriptible donde moran los ángeles y dragones, los héroes y hechiceros, y hasta los mismos demonios que pueblan los sueños y los corazones humanos.
🌞
— “Hér ferr Herlicii" —cantó el guerrero, trazando con su espada un círculo en el aire— “Fórum drengja Frábærheimur; ég skipa þér með töfrum Óðins: opnaðu mér leið Bifröst!" ♪ ♫
🌝
Aquel héroe luchó con bravura y ligereza ante los infortunios del tiempo y el espacio, sabiendo que ambas son dimensiones variables que se pueden controlar cuando la melancolía se apodera de los corazones valientes y temerarios. Con arrojo y determinación no sucumbió ante el fuego de los dragones, ni ante la magia de los gigantes helados. Venció a la bruja despiadada y, tras eso, viajó hacia el reino de las eras, retrocediendo el reloj de la vida y de la muerte hasta donde sus fuerzas alcanzaron, llegando así hasta el preciso instante en que los enamorados se hundían en el lago...
Con temple y osadía se arrojó por el hueco en el hielo, alcanzando un brazo del príncipe Harek, quién aun afirmaba tenazmente, con su otra mano, a la princesa Hilsa.
Cual sería la sorpresa de los enamorados cuando los tres volaron despedidos fuera del lago helado, aterrizando sus narices en un gran montículo de nieve. Y es que —con astucia y antes de hundirse en el hueco— el misterioso héroe había amarrado sus píes a una larga cuerda atada a la cima de un árbol muy flexible... un abeto que se elevaba inclinado sobre el lago. Desde ahí había saltado, y fue la misma fuerza del salto, sumada a la torsión del árbol, lo que los empujó de regreso hacia afuera. ¡Estaban salvados!
Pasado el susto, que sin duda desconcertó a los nobles, lo primero que hizo el héroe fue encender una fogata, pues como hemos dicho: era invierno y el frío arreciaba. El corcel de Harek se apresuró a ofrecer los abrigos que traía en su montura, pero los amantes estaban empapados y necesitaban secarse rápido para no caer ante la hipotermia. Velozmente y sin pensarlo mucho se cambiaron de prendas.
De algún modo el héroe encendió un fuego mágico que trajo pronto calor a los entumecidos amantes. Cuando ya calmaron un poco el asombro y el frío —gracias a la leche con chocolate caliente que el desconocido extranjero llevaba consigo en su morral— los jóvenes herederos del reino de los dominios extensos articularon sus primeras palabras en este cuento:
— Gracias... ¡brrr!... ¡quien quiera que seas! —dijo Harek— Si no hubieras estado ahí ninguno lo estaría... ¡brrr!... contando... ¡brrr!— ¡Taka-taka-taka! —sonaron los dientes de la princesa Hilsa, que aun tiritaba un poco del frío— ¿Que no venía contigo?— No Mileidy —respondió Harek— ¡Nuestro salvador salió de la nada!— ¿Quién eres, joven valiente? —Pregunto Hilsa.— Me llamo Connery... Ethan J. Connery, para servirles, su alteza.
Y Connery besó la mano de la princesa.
— Para otra oportunidad, quizá sería buena idea convertirse en pájaro antes de arriesgarse a caminar por un lago helado, princesa —sugirió Ethan.— Por todas las hadas del reino... ¡olvidé por completo que podía hacerlo! —Respondió Hilsa, quien por primera vez en su vida comenzó a llorar de sorpresa y felicidad.
Ya no había maldición. Harek abrazó a Hilsa, y el héroe se levantó.
— ¿Nos acompañarás al castillo? —preguntó Harek— Debemos contar al rey de tu hazaña y celebrar este encuentro del destino... ¡Sin duda ha sido voluntad de los dioses!— En otra ocasión, será, príncipe Harek: hay otras doncellas que debo salvar —repuso el héroe, y le cerró un ojo a la princesa.— ¡Guau, veo que me conoces! —respondió sorprendido Harek— Debes venir de muy lejos, puesto que el reino de mis padres se encuentra a cuatro años de camino de aquí... ¡y es la primera vez que visito el reino de Underverk!— Jeje —río Ethan, esbozando una sonrisa.— ¿Te volveremos a ver, eh... Connery? —preguntó, intrigada, la princesa.— ¡Denlo por hecho! —exclamó Ethan, levantando su dedo pulgar; una expresión que la pareja imitó al tiempo que enarcaban una ceja y sin llegar a descubrir del todo su significado.
Una semana más tarde se estaba celebrando la boda real. El príncipe fue aclamado por encontrar y salvar a la princesa, y el salvador desconocido —aunque no estuvo presente en las nupcias— fue ovacionado igualmente por salvar a los recién casados. La fama de un héroe legendario “aparecido en el aire" se extendió por las comarcas, y aunque la hada malvada y su maleficio habían desaparecido para siempre, la princesa no pudo parar de reír cuando las otras dos hadas buenas le preguntaron al mismo tiempo:
— ¿Es verdad, Hilsa? ¿Es cierto que aterrizaron sus narices en la nieve? 😃
Nota
Originalmente este cuento terminaba en la
Parte 2. La 3ra. parte se escribió 127 años
más tarde para darle un final feliz °-°
Parte 2. La 3ra. parte se escribió 127 años
más tarde para darle un final feliz °-°
Hansel, Gretel y el Fantasma
Muñecos de Rose Art Studios
Parte 1
Todo comenzó unos 9 años después de la aventura original: Hansel y Gretel habían crecido, y como buenos hijos, ayudaban a su padre en las labores de la casa. Un día de primavera estaban ordenando la bodega cuando el padre de los adolescentes encontró un viejo cofrecito de hierro.— ¡Vaya! —exclamó— ¿Qué tenemos aquí?El hombre intentó abrir el cofre, pero sus intentos fueron infructuosos. Como no recordara poseer tal artilugio, llamó a sus hijos para dilucidar el misterio de la caja y su contenido.
— Hansel, Gretel... ¿De dónde ha venido este cofre?Desconcertado, el hombre agitó la pequeña caja junto a su oído, procurando no forzarla para no dañar su contenido, ya pudiera ser valioso.
— ¿Es una adivinanza? —preguntó Hansel.
— ¿O un nuevo cuento? —complementó Gretel.
— No, chicos —respondió su padre— Me refería a que si acaso tenéis alguna idea de cómo ha llegado a parar este pequeño cofre a nuestra bodega.
— ¡Aaaah! —exclamaron— Pues no —admitieron.
— No suena nada —observó— ¿Será que está vacío?Esas últimas palabras tocaron el corazón de todos, que le tomaron aprecio a la caja, hasta que Hansel dijo:
— ¡Seguro contiene algo! —curioseó Hansel.
— ¿Quizá haya sido de mamá? —propuso Gretel.
— Pero... ¿Y si hubiera sido de nuestra madrastra?La idea no gustó a nadie y el cofre ya no era tan estimado, hasta que Gretel observó:
— O peor... ¡Podría haber sido de la bruja del bosque!La nueva sugerencia puso a todos helados de espanto. Tanto así que al padre de los chicos se le resbaló el cofre, dejándolo caer.
— ¡Cuidado! —exclamaron Hansel y Gretel.
¡¡Slamdunk!!
Impactó pesadamente la caja.— ¡Corran niños! —gritó el padre.La familia vigiló la bodega desde lejos durante varios minutos, pero como éstos pasaran y no se oyeran ruidos, supusieron que el cofre era inofensivo. Regresaron con cautela y comprobaron que todo seguía tan desordenado como cuando salieron.
— ¡Guaaaa! —gritaron todos, huyendo hacia el bosque y con los brazos en alto.
— Parece que todo está bien, después de todo —dijo el padre, y ordenó— Hansel: lleva el cofre a casa del cerrajero para que lo abra y entonces conoceremos su contenido. Si acaso hay algo de valor en su interior decidiremos si vale la pena conservarlo o venderlo.El adolescente se llevó la mano a la cara.
— ¿Yo? Pero... ¿Porqué yo? —preguntó Hansel, que siempre había sido muy servicial, pero consideraba que el asunto del cofre era algo fuera de lo habitual.
— Eres mayor que tu hermana —le dijo su papá.
— ¡Vale! Pero tú eres mayor que yo —observó Hansel, y agregó— Además, no hay evidencia que asegure que la caja no perteneció a la bruja espanta-niños.
— Ya, pero sólo esta mañana me pediste que no te tratara como niño, porque ya te sentías mayor...
— Yo llevaré el cofre al cerrajero —afirmó Gretel— que había llegado a conocer a la bruja "un poco más" que Hansel.El padre de los chicos palideció.
— ¡No... tu eres mi niña, mi linda hija Gretel!Un escalofrío recorrió las espaldas de nuestros protagonistas, quienes —calados de pavor hasta los huesos— reconocieron al espíritu de la bruja, parada detrás de ellos.
— Papá, los tiempos han cambiado: las chicas también podemos hacer el "trabajo sucio", y a esta edad ya no le temo a las brujas —reclamó Gretel.
— ¡Un momento! —refutó Hansel, que había ganado valor con la conversación— Lo lógico es que lo lleve yo: soy mayor que Gretel.
— De ninguna manera —argumentó Gretel— ¡Las chicas somos tan valientes como los chicos!
— Niños, niños... no es competencia —reafirmó su autoridad el papá— Yo soy vuestro padre y es mi deber protegerlos: me haré cargo del cofre.
— Está bien, papá —acataron los hijos.
— ¿Y porqué mejor no llevo yo misma mi cofre a casa del cerrajero? —propuso el fantasma de la bruja, que había seguido atentamente la conversación °-°
— ¡¡Guaaaaa!!El griterío debió escucharse desde lejos, pues la familia corrió por sus vidas, buscando protección en la espesura del bosque.
— ¡Guajajajaja! —rió el fantasma de la bruja— Que bueno que os quedasteis con mis tesoros, porque habéis liberado mi espíritu de la prisión al dejar caer tan estrepitosamente ese cofre, que para que lo sepáis: era una puerta al inframundo. ¡Y vosotros acabáis de romper el sello! Y aunque ahora estoy debilitada pronto me recuperaré, y estaré penando en vuestra casa... ¡Guajajajaja!Desde lejos, la familia respondió:
— ¡Esperpento, no te tememos! —le gritó Hansel, arribado a un árbol.El fantasma de la bruja sólo reía de las afrentas, imaginando una pronta venganza. La familia se reunió en el bosque:
— ¡Bruja fea y sinvergüenza, recuerda quién te echó al horno! —le gritó Gretel, tras una roca.
— ¡Al cabo que nos íbamos a cambiar de casa! —le gritó el papá de los chicos, que en el repentino escape se había empapado en un charco de lodo.
— ¡Y ahora qué haremos, papá! —exclamó Gretel.La aparición salió de la bodega y empezó a rondar los alrededores de la casa, buscando una forma de incrementar su poder. La familia tomó, entonces, la decisión unánime de buscar apoyo en el pueblo más cercano —al otro lado del bosque—, y antes de que el espíritu del inframundo se recuperara por completo, partieron de camino; llevando una bolsa con emparedados y botellas de leche para el largo trayecto que les esperaba.
— ¡No podemos dejar que la bruja se apodere de la casa! —lamentó Hansel.
— ¡Tranquilos, niños! —les infundió valor el papá— Ya la haremos salir de una u otra forma.
Parte 2
Era Julio de 1994 y el cometa Shoemaker-Levy 9 impactaba al planeta Júpiter, formando una serie de destellos anillados que perdurarían durante horas en la superficie de aquel mundo gaseoso. Los astrónomos estaban fascinados.— ¡Guau! —exclamó Yar Ztnats— ¡Las composiciones creadas por la Sección de Diseño de Misiones del Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA, usando cálculos orbitales de la Sección de Navegación, son sencillamente espectaculares!El Dr. Namkcnev, junto a su equipo de científicos, habían sido invitados de honor para presenciar el evento astronómico en las dependencias de la NASA.
— Es verdad, aunque esto del espacio está un poco fuera de nuestra "jurisdicción" —espetó Retep Namkcnev.
— No deja de ser un fenómeno fascinante —analizó otro colega, el Dr. Noge Relgneps.Finalizado el evento y las tertulias, el grupo dejó las dependencias de la NASA para regresar a sus labores habituales, al interior de un enigmático edificio del casco antiguo de la ciudad de Nueva York. La secretaria, Eninaj, les tenía un nuevo trabajo:
— Lo que aún no entiendo es porqué las credenciales que nos dieron están escritas al revés —observó el 4º integrante: el especialista Notsniw Eromeddez.
— Carl Sagan me dijo que fue error del diseñador gráfico —le explicó Noge.
— Mientras ustedes veían la Luna, un cliente llamó a la central.
— No era la Luna: era un Supercometa estrellándose en un Superplaneta.
— Lo que sea. El cliente pedía ayuda urgente debido a extraños incidentes en su fábrica de chocolates.
— ¡Iremos de inmediato! °-°
Los expertos se quitaron sus corbatas y cambiaron sus elegantes trajes por una sofisticada indumentaria de fumigación. Abordaron su vehículo para emergencias, y haciendo sonar la sirena, salieron disparados hacia la dirección proporcionada por la atractiva Eninaj. Llegados a la fábrica, comprobaron que estaba deshabitada, pues habían evacuado a todo el personal.
Los expertos activaron sus instrumentos:— ¿Hay alguna señal? —preguntó Notsniw.Un ruido a sus espaldas llamó la atención de Notsniw, quien con su "fumigador" disparó accidentalmente un rayo de energía hacia un contenedor de acero inoxidable: el contenido explotó en un achocolatado tsunami de dulzura que escurrió en dirección del grupo, manchando a los expertos. Un mapache se escabulló por un tubo que daba al exterior.
— Aparte de nuestra verde y nauseabunda mascota: tenemos actividad espectral tipo 10.
— Una fábrica de chocolates... ¡Menudo lugar para una actividad espectral tipo 10!
— ¡Lo siento, chicos! —se disculpó— Creo que hoy no es mi día.
Estaba por ser elogiado cuando inesperadamente se apareció en medio del grupo la actividad espectral tipo 10. Los expertos saltaron ante la impresión, pero inmediatamente activaron cada uno sus fumigadores, lanzando ingentes rayos de energía que fueron a parar a diferentes maquinarias de la fábrica, dejando literalmente "la crema".
La mascota del equipo aprovechó de ingerir la mayor cantidad de chocolate posible. No obstante —antes de que la fábrica quedara inutilizable— el Dr. Namkcnev lanzó una caja conectada a un largo cable, debajo de la actividad espectral, que yacía apresada entre los rayos. Presionó un botón rojo que terminó activando la trampa: finalmente el fantasma estaba atrapado en el contenedor.— ¡Bien hecho, Noge!
— Otro trabajo bien terminado para los "Samsatnafazac".
— Déjalo ya, Egon: olvida las credenciales.
— Lo siento... Otro trabajo bien terminado para los Cazafantasmas.
— ¡¡Siiii!! —exclamaron todos.
Los Auténticos Cazafantasmas volvían a usar sus nombres.
— ¡Recórcholis, muchachos! —exclamó Peter Venckman— ¡Es más fuerte de lo que suponemos: cuidado con él!El fantasma les enfrentó:
— ¡No puede ser! —gritó Ray Stantz.
— ¡Maldición! —profirió Winston Zeddemore.
— ¡Un momento, Cazafantasmas! —les dijo— He venido en son de paz.Egon Interrumpió:
— ¿Acaso hablas? ¿Pretendes aparentar ser amable?
— Si y no —dijo el fantasma— Verán: estoy aquí con una misión.
— Claro, todos dicen lo mismo. ¡No te creemos!
— Un momento, Peter, el indicador muestra energía benigna; es como un detector de mentiras que está diciéndonos que la actividad espectral tipo 10 nos está diciendo la verdad. Me parece que deberíamos escucharlo.El espíritu se apresuró a contestar, después de todo, la fama de los Cazafantasmas había trascendido las barreras del tiempo y el espacio.
— Está bien —Peter se dirigió al espectro— ¡Pero sólo porque lo pide Egon! Dinos... ¿Qué misión es esa? Y te advierto que si tramas algo te aniquilaremos con nuestros rayos de protones.
— Veran señores —comenzó a explicar amablemente la aparición— Yo soy el "espíritu de la Navidad futura"... de hecho, ya nos conocemos: ustedes me atraparon una vez y luego me liberaron, y esta es la segunda vez que lo hacen.El fantasma de la Navidad futura asintió sonriendo, y prosiguió:
— ¡Ah, ya veo, eras tú! Perdónanos: no nos acordábamos... puedes irte cuando quieras. —le respondió Peter, recordando que hablaba con un espectro de los buenos.
— Gracias. Me alegra que me recuerden. Aún así no puedo irme sin antes explicarles que me han enviado por ustedes.
— ¿Por nosotros? ¿Quién?
— Verán señores: ¿Alguna vez han oído hablar de Hansel y Gretel?
— Si, claro... es un cuento clásico. A todos nos han contado la historia cuando niños. —dijo Peter.
— De hecho, leí el cuento la semana pasada en CuentosClasicos.org —reconoció Ray.
— Bien. Lo que ocurre es que ese cuento está basado en una historia de la vida real.Los Auténticos cazafantasmas se reunieron en círculo para resolver:
— ¿Quieres decir que Hansel y Gretel de verdad existieron?
— Así es, pero la leyenda que todos conocemos ha sufrido un vuelco: la bruja ha regresado en forma de espíritu y está recuperando su poder. Ya se hizo con el control de la casa de los niños, y el padre de éstos ha pedido ayuda al Alcalde del pueblo para expulsar a la "ocupa", pero como se trata de un caso paranormal el Municipio les envió a consultar al mago Merlín, pero el hechicero ya tenía demasiado trabajo luchando con Morgana, así que le "tiró la pelota" a Santa Claus y éste último me contactó para saber cómo lidiar con el problema... y claro: me acordé de ustedes.
— ¡Vaya Odisea! —exclamó Peter Venckman— Pero estás hablando de algo que sucedió hace mucho... ¿Cómo se supone que podamos ayudar?
— No hay problema: recuerden que soy el fantasma de la Navidad futura y tengo el poder de viajar en el tiempo. Puedo regresar al pasado y llevarles conmigo.
— ¡Bien, muchachos! Este caso sí es un trabajo a nuestra medida profesional.Peter Venckman se dirigió al fantasma de la Navidad futura:
— ¡Viajar por el tiempo suena cool!
— Estoy de acuerdo, además Hansel y Gretel son de los buenos.
— Merecen todo nuestro apoyo.
— También sería bueno para el currículum.
— ¡Está decidido!
— ¡Aceptamos el encargo!En tanto esa conversación se daba en la Nueva York de 1994, en el siglo XV los niños y su padre habían llegado al pueblo a pedir auxilio al Alcalde, quien les envió a una choza en el bosque encantado para consultar con el mago Merlín, y éste —que padecía exceso de trabajo— usó una bola de cristal para comunicarse con Papá Noel (en el Polo Norte), quien a su vez invocó al espíritu de la Navidad futura pidiéndole consejo, y claro: éste se acordó que en el futuro existían los Cazafantasmas, dedicados al negocio de atrapar y almacenar fantasmas.
— Muy bien —dijo la aparición— entonces les trasladaré al siglo XV.
— ¡Un momento, fantasma! Antes de que partamos debes saber que podríamos necesitar de todos nuestros recursos...
Parte Final
El espítiru de la bruja se había hecho tan poderoso que además de la bodega y la casa, toda la parcela y parte del bosque estaban bajo su influjo de poder. El Ecto-1 arribó al pequeño pueblo del siglo XV a través de un "vortex" inter-temporal.— ¡Uuu uuu uuu! —Sonaba la sirena del carro.Las gentes del pueblo huían despavoridas ya que nunca antes habían visto un automóvil, que era —por lo demás— ruidoso.
— ¡Con vuestro permiso, amables pobladores! —exclamaba Peter Venckman a través de la ventana— ¡Estamos en misión especial!El Ecto-1 esquivó hábilmente una carreta llena de heno, en su loco recorrido hacia el bosque por el que vivían Hansel y Gretel. Temerosas, curiosas y fascinadas, las gentes del pueblo les siguieron, pues el mago Merlín les había avisado que hechiceros poderosos, de tierras lejanas, llegarían al pueblo aquella tarde.
— ¡Santos protones! Juraría que estuvimos a punto de chocar con un DeLorean volador que viajaba en sentido contrario por ese vortex —aseguró el Dr. Spengler.
— ¡Naaaah! —respondieron al unísono sus compañeros.
Atraídos por el escándalo de la bruja, otra muchedumbre se había aglomerado alrededor de la parcela cuando el Ecto-1 llegó a escena. La sirena se detuvo y Los Auténticos Cazafantasmas descendieron del vehículo, seguidos del fantasma de la Navidad futura, el mago Merlín, Santa Claus, Hansel, Gretel, el padre de dichos adolescentes... y Pegajoso.
— ¡Ningún hechicero me detendrá! —gritó el poderoso espíritu de la bruja, lanzando un rayo hacia los recién llegados. Merlín lo detuvo en el acto.Pegajoso extrajo un enorme Stereo que había llevado oculto en su ecto-estómago y apretó un botón. El tema musical de los Cazafantasmas comenzó a tocar en el preciso momento en que los rayos de protones se alzaron al cielo, colisionando con el campo de fuerza que mantenía el espíritu de la bruja. Las explosiones de energía contrapuestas fueron espectaculares. Los habitantes del siglo XV desconcertados ante la tecnología ochentosa gritaban entusiasmados...
— ¡No soy yo de quien debas cuidarte, bruja! —le respondió el mago.
— Okey, chicos... ¡Es hora de mostrarle al siglo XV lo que puede hacer el buen Rock & Roll de los '80s! —exclamó Peter Venkman.
— Pero si acabamos de llegar de los '90s —observó Winston Zeddemore.
— ¿Y eso qué? ¡Lo clásico nunca pasa de moda!
— ¡¡Pero qué clase de magia tan poderosa es ésta!! —gemía la bruja.Aprovechando un agujero en el campo de fuerza mágica, Hansel lanzó la trampa caza-espectros hacia el centro del recinto. Un largo cable conectaba el artefacto con un botón rojo a los píes de Gretel, quien de un pisotón accionó la trampa, proyectando un haz de luz amarilla hacia el cielo. La caja comenzó a tragarse al espíritu de la bruja, quién se resistía a ser absorbida.
— No es magia: es energía de punto espectral de protones "alfa" conducida por un campo magnético de positrones ionizados de frecuencia elevada —respondió Egon Spengler.
— ¡Atrapemos a esa bruja espanta-niños! —propueso Ray.
— ¡A por ella, chicos! —exclamó Winston.
— Hansel y Gretel... ¡Es ahora o nunca! —gritó Peter Venckman.
—¡No puede ser! ¿¿Quién demonios son uste... aaaargh... Gretel: tú otra vez, noooo!! —fue el último grito desesperado de la malvada, antes de desaparecer por completo al interior de la caja, que se cerró automáticamente... echando humito.
Esa noche todos los presentes celebraron una gran fiesta junto a la casita del bosque, a la que también fueron invitados los Ewoks.
Fin